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Usted conoce ahora más de cerca la situación actual de la apicultura
nacional, y sabe que su causa principal es la introducción de la raza
adamsonii, por el hecho de que es totalmente incompatible con la apicultura
racional.
Vale la pena, en este momento, analizar con más tranquilidad algunos de los
trabajos anteriormente mencionados, para que cada uno, al entrar en ese
ramo, sepa desde ya lo que puede esperar del sector en que ingresa, sin
soñar demasiado alto, desarrollándose con realismo.
El trabajo de los profesores Dr. A. C. Stort y L. S. Gonçalves, presentado
en el Simposio de Apicultura en Clima Caliente, merece las siguientes
observaciones:
No existe raza africanizada de abejas; existen apenas abejas femeninas
africanizadas (obreras y reinas), hijas de reinas europeas puras (sus
madres) y de zánganos africanos (sus padres) - porque las abejas - el
zángano (macho) nace siempre puro; nunca mestizo.
Por no existir raza africanizada, el único camino a seguir, la única tabla
de salvación para disminuir la agresividad de las abejas africanas puras, es
la substitución de sus reinas por reinas europeas puras, que por seren
fecundadas, hasta hoy, en un ambiente continental, producen prole
africanizada, por lo tanto, un producto inevitable y no una hazaña.
Por eso es que repito: las abejas africanizadas son hijas de reinas
europeas puras.
Es por eso que el Dr. W. E. Kerr y su equipo distribuyeron 25 mil reinas
italianas y caucasianas (razas dóciles): para que las hijas de estas reinas
(abejas africanizadas) substituyan las africanas puras; es interesante
observar que el Dr. Kerr no distribuyó 25 mil reinas africanas puras ni
mestizas, porque el sabe muy bien que con ellas no se mejora nada ni
tampoco se alcanzan objetivos.
Entonces, lo que se percibe de lamentable es que él y su equipo
distribuyeron apenas 25 mil reinas de abejas mansas en aquellos 10 años;
deberían haber sido distribuídas 25 millones de reinas. Pero no es fácil, ni
tampoco económico, producir anualmente 2,5 millones de reinas fecundadas de
razas dóciles en pleno continente contagiado por africanas.
Por eso, se hace imprescindible la implantación de centros de producción de
reinas en islas apartadas del continente, pues resultan en producción
económica y permiten fecundación pura (sin la participación de zánganos
africanos).
En cuanto al trabajo de la “Asociación de los Apicultores Canoenses”, digo
que las mencionadas reinas FL son en la realidad reinas europeas puras,
hijas de las matrices importadas (que llegaron a Canoas ya fecundadas por
zánganos de su propia raza en su país de origen) y que, por lo tanto,
producen individuos de una única raza (no mestizos).
De este rodo, estas FL son en la realidad reinas puras de razas europeas,
que, por haberen sido fecundadas en Canoas por zánganos de la región (tanto
africanos como europeos), producieron parte de su prole femenina
africanizadas y toda la prole masculina de raza mansa.
Por la existencia de estos zánganos de razas dóciles en la región, allí se
ha formado una “cuenca genética” de inestimable valor, porque estos zánganos
han fecundado parcialmente o totalmente las reinas vírgenes, así las de los
apiarios como las africanas que viven en las matas, europeizando todavía más
sus proles.
De esa manera, nacen de las reinas europeas (mansas) mayormente prole
puramente europea, y de las africanas, prole europeizada. Así, el área
queda, con el tiempo, desafricanizada por la europeización.
Este es el único modo científico y de probabilidad práctica para reabilitar
nuestra apicultura.
En cuanto al trabajo de Dr. Kerr, presentado en el Primer Congreso de
Apicultura, digo que la expresión “En algunas regiones...”, etc. significa,
para quien entiende de genética apícola y sabe que el zángano nace siempre
puro de raza, que éstas son todas las regiones de Brasil donde no hay
apicultores que críen abejas hijas de reinas europeas puras; por lo tanto,
no existen por allí zánganos europeos sino solamente africanos.
En estas regiones tenemos apenas abejas africanas puras. Totalmente
agresivas, pequeñas, improductivas e incapaces de aceptar cera alveolada;
inservibles para la apicultura racional.
Tales abejas nunca mejoran. Por lo tanto, es necesario cuidado para no
confundir el verbo “mejorar” con el verbo substituir. Así, para “mejorar”
estas abejas es necesario que ellas sean totalmente substituídas.
Primero se saca la reina africana, y la colonia queda encabezada por una
reina europea pura, con fecundación pura o no (ver parte sobre haploidia del
zángano, a la página 10); con el pasar del tiempo, las obreras africanas que
alimentan a las crías de la reina europea (dentro de un plazo de 70 a 90
días, aproximadamente) serán gradualmente substituídas por las hijas de la
nueva reina (europea), y por fin desaparecerán.
Entonces, las personas dirán que las africanas se han vuelto mansas, lo que
no corresponde; las africanas murieron; ya no existen. Se han mejorado las
abejas, y ya no son más las africanas.
Otra parte que merece ser analizada es la siguiente “(...) en este caso
(...) hasta (...) (regiones calientes)”.
Aquí queda bien claro que el introductor de las africanas no pone confianza
en la raza que trajo, ni pura ni mestiza, una vez que recomienda la
substitución de las reinas de colonias improductivas por reinas de razas
italianas y caucasianas.
Si las reinas africanizadas o de raza africana, selecionadas o no,
producieran proles más productivas, ¿por qué recomendar outra raza?
Pasa que él sabe que la abeja africana no es buena productora de miel.
Aunque el Dr. Kerr no afirme a que raza pertenecen las reinas de las
colonias de abejas improductivas, se puede deducir con mucha facilidad a que
raza ellas podrían pertenecer; es suficiente pensar un momento en cual raza
es la más difundida por todo el território nacional, y considerar el hecho
de que se recomienda su substitución por reinas de raza italiana o caucasiana.
Por lo tanto, si le ponemos atención, nos daremos cuenta que él confia y
aprueba como buenas productoras de miel a las abejas hijas de reinas
europeas y no a las hijas de reinas africanas. Tampoco confía en las reinas
africanizadas como en las que tienen buenas proles productoras de miel,
porque sabe que cada reina africanizada virgen, es fecundada en regiones
donde sólo hay zánganos africanos y que produce 50% de su prole de modo
mestizo como ella propia y 50% de prole (de obreras) de puras africanas.
El Dr. Kerr agrega todavía que estas reinas deben recibir cera alveolada
para zánganos. Esto es lo mismo que aconsejar la produción de zánganos, que
en el caso nacerán caucasianos o italianos (razas mansas europeizadas). Se
sabe que los zánganos no producen miel; ¿a que más, entonces, podría servir
esta recomendación, sino para saturar la región con zánganos europeos
desafricanizando por la europeización de los enjambres libres en la
naturaleza, a través de la fecundación total o parcial de sus reinas vírgenes?
Con respecto al trabajo del Sr. Wiese, afirmo:
Las abejas africanas tienen de todo para servir como ejemplo de raza
impropia para la apicultura racional, una vez que para instalar apenas una
colonia necesitamos un área de 600 x 600m. Pregunto: ¿puede que una colonia
de abejas africanas proporcione más lucros, al ocupar estas 36 hectáreas
(para manifestar su furia al ser manipulada), en cambio de cualquier otra
actividad agropecuaria?
¿Y, puede que con una raza de ésa, los minifundiarios llegarán algún día a
practicar la apicultura?
Así que: vivan las razas europeas, las que están siendo la tabla de
salvación de nuestra apicultura.
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